De vez en cuando me cae una nostalgia sobre mi carrera… y ese tiempo en el que fui tan feliz rodeada de gente increíble de la industria culinaria.
Conecté con grandes industrias y chefs con las mejores credenciales del mundo. Mis exalumnos hoy día lideran empresas culinarias, son artistas de la comida, han estado en TV, radio, podcasts… algunos de ellos me escriben y me cuentan sus vivencias y procesos, a veces buscando consejo. Y yo me siento agradecida, dichosa, honrada.
No solo fue una de las mejores experiencias de mi vida porque viví ahí de todo… (desde comentarios discriminatorios por no hablar un inglés perfecto hasta asensos inesperados que hicieron que compañeros de trabajo me suspendieran el beneficio de sus palabras) pero fueron montones los escalones que subí en mi carrera profesional, haciendo algo que amaba.
Aquí entré por saber español. Como Coordinadora de Servicios al Estudiante. Luego estuve unos años de Asesora de Servicios de Carrera… y podía hacer hasta 15 resumes al día (si, por eso hoy día los hago tan rápido y feliz para el cliente que lo necesite jajaja).
Cuando estoy en un trabajo disfruto conocer de todo. No solo de lo mío, pero de mi entorno. Eso siempre abre puertas. En algunos casos positiva porque hay oportunidades, en otras de chisme si hay personas sobre protegiendo lo único que pueden hacer. Pero en este caso, mi conexión con el mundo académico ya era inminente. A meses de obtener mi segundo grado de maestría, tuve el acercamiento de una de las jefas del Departamento Académico ofreciéndome dar una clase de comunicaciones. ¡A mi! La que no hablaba bien inglés. Recuerdo que le dije que si tan rápido que ni sabía lo que debía hacer o tan siquiera si me iban a pagar. Abracé la oportunidad de inmediato. Jamás lo había hecho.
Esta oportunidad se dio mientras aún tenía mi otro trabajo, por lo que hacía uno de 8-5, y el otro de 6-10. Quiero que sepan que el único frustrado en todo esto fue Zion.
De un término a otro siguieron abriendo puertas a tener varias clases a la semana y comencé a dictar un curso de Hospitalidad, en el que hablaba de recursos humanos, restaurantes y turismo.
Fue una de las mejores etapas de mi vida.
Un año más tarde tuve la dicha de que pusieran frente a mi la oportunidad de convertirme en la Lead Instructor (Líder de Profesores, similar a la tarea de un Decano en PR). Nuevamente sin haber tenido un puesto tan intenso de supervisión en el pasado, acepté con los brazos abiertos. Esa oportunidad continuó abriendo puertas aún fuera de ese trabajo y por la experiencia adquirida.
La verdad es que no sé por qué hago hoy esa historia, pero es probable que alguien esté en ese momento de carrera laboral que no sabe ni por qué está en un lugar. Si eres tú quien lee, abraza las oportunidades aunque creas que no sabes lo que estás haciendo. Porque lo mejor que tienes es la posibilidad de evolucionar. No te quedes con las ganas de intentar hacer en tu vida lo que amas. Cuando no lo ames más, te vas, y ya.
Acepta el viaje de la vida con todo lo que conlleva. Nada es perfecto. Pero al final si vale la pena. ❤️
#vamoaviajar