Cuando vi a Zion por primera vez, era una cosita pequeñita, era negro y peludito. 18 de septiembre de 2009. Ya había comprado muchas cosas que no eran originalmente para él. Ese año había logrado cierta estabilidad en mi vida. Tenía un buen apartamento y un sueldo que me permitía tener un poco más de ingreso disponible. También tenía tiempo, ya que pude dejar uno de los 3 trabajos que tenía desde el 2005.
Me sentía bien sola. Así que comencé a contemplar la idea de tener una mascota. Comprar no era una opción porque siempre he sido firme en mi idea de que la adopción es primero. Así que me conecté con una fundación llamada Love Schnauzer Rescue en Orlando para comenzar la adopción de un schnauzer de 2 semanas, llamado Magic. Lo conocí en persona cuando aún no le abrían bien los ojitos. Me dijeron que podría llevármelo en 3 semanas. La mañana que me tocaba irlo a buscar, de camino a la casa de quien lo cuidaba, me dejan saber que no me lo podría llevar.
Estas fundaciones de rescate son usualmente muy responsables. En este caso, habían hecho un estudio de mi pequeño apartamento y sabrían cuál era la magnitud de animal que yo podría adoptar. Esto para que el perrito no se sintiera asfixiado en un lugar muy pequeño. Cuando me llamaron me dieron la noticia de que Magic había aumentado casi 15 libras en esas 3 semanas. Ellos estaban un poco asombrados y decidieron hacerle una especie de prueba que determina la raza. La mamá de Magic era schnauzer, pero su papá era un rottweiler, razón por la que los genes de papá se estaban manifestando. Por eso, dado a que Magic probablemente sería mucho más grande de lo que mi apartamento podía “aguantar”, me negaron la adopción.
Me puse triste y hasta lloré. Recuerdo que hice un viraje en la I4 de vuelta a la Kirkman Rd donde tenía mi apartamento. No había pasado 15 minutos cuando la mujer que cuidaba a Magic me llamó. Me dijo que la acababan de llamar del refugio del Condado de Seminole para pedirle asistencia rescatando a 3 schnauzers abandonados. Eran 3 perritos varones de 6 meses. Ese mismo día los pondrían en adopción y de no lograr sacarlos de ahí en cierto momento, no llegarían a vivir.
Recuerdo que me envió un enlace para ver una foto borrosa que abrí en mi Blackberry. Eran 3 perritos negros con ojitos asustados. Ella me explicó que el proceso ahí era distinto porque era directamente con el Condado, así que di otra vuelta a la otra dirección y me dirigí allá. Recuerdo que los nombres de los perritos estaban escritos en el anuncio. Solo me acuerdo escribirle, si voy por ellos, iré por Zion. Me encantó ese nombre.
Llegué entonces al refugio de animales del Condado de Seminole, en Winter Springs FL, buscando a un pequeño perrito negro. Habían algunas personas que ya habían comenzado a mirar los perritos en las jaulas más cercanas al frente, pero yo estaba estática esperando por el personal de apoyo para decirle que aquí yo estaba directamente comprometida a los perritos de la foto. Yo venía por Zion.
Las chicas corrían de un lado a otro, eran solo 2. De repente siento que hay un perrito ladrándome de forma incontrolable, pero linda. La persona que está tratando de llamar su atención me dice: “yo creo que él quiere irse contigo”. Yo sabía que ese no era el perrito que yo buscaba. Era blanco casi perlado, grandecito y ladraba demasiado. Yo quería uno más pequeño para enseñarle modales y silencio (vivir en apartamentos no es fácil). Yo le comenté a esa persona que no, que yo ya tenía un compromiso y que estaba esperando ya a otro perrito. Las chicas seguían corriendo de un lado a otro atendiendo gente, sacando perritos a jugar con los prospectos cuidadores, y seguía llegando gente. A todas estas, el perrito blanco me seguía ladrando. Yo vi otro perrito más pequeño muy parecido en color pero calladito. Más serio. Estaba justo al lado de este que me seguía ladrando. En eso pasa una de las chicas y por curiosidad (considerando que ya estaba aburrida de esperar), le pido sacar a ese pequeñito a pasear. Al llevármelo, inmediatamente intentó morderme, así que nuestro NO fue uno instantáneo. Lo devuelvo y aprovecho a explicarle a la chica que yo estaba ahí para los 3 perritos y le enseño la foto. Ella me dice que le de un momento en lo que busca la información. Para ese entonces, ya el perrito que me seguía ladrando y me tenía el corazón agarrado, sigue llamando mi atención y le digo a la chica “de una vez, ya que vas a buscar la información de los perritos, búscame la información de este blanquito”. Me dice que la del blanquito está detrás de la puerta, extiende el brazo y lee y me dice, “este es Zion, es uno de los 3 que me dices”.
Pueden imaginar mi sorpresa. Zion me había escogido ya. Siempre digo que él sabía que yo venía por él. Luego entendí que las condiciones en las que encontraron a Zion lo hicieron ver como un perrito negrito, pero al limpiarlo se le descubrió su hermoso pelaje perlado (ya hoy como un niño de 14.5 años, plateado). Entonces ese 18 de septiembre, firmé para convertirme en su guardiana de por vida.
Zion se quedó en el refugio 2 semanas más, porque debían esterilizarlo y permitir que se recuperara. El día que lo busqué estaba tan asustado y adolorido (recién castrado) que se quedaba parado en el estacionamiento. Aún con eso, su personalidad hermosa brillaba.
Los primeros días no fueron fáciles. Casi me quedo sin hogar por sus ladridos a todas horas y la destrucción que creaba su ansiedad. Yo me iba todos los días a trabajar 8 horas, y no era suficiente para él ese tiempo. Hoy día ya conocedora del tema lo comprendo. En ese momento tuve que buscar auxilio. Doy gracias a Dios por esa estabilidad financiera que permitió pagar un carísimo curso que permitió que tanto Zion como yo aprendiéramos sobre su ansiedad y cómo trabajar ese caso. Fueron semanas de entendernos pero todo fluyó.
Zion ha pasado por todo en esta vida. Ha viajado, se ha comido lo que no debe, me lo han desahuciado ya 2 veces (¡yaaaay… ganamos nosotros!), se ha tirado por la ventana del carro tipo suicida de película (por eso siempre va amarrado dentro del carro), ha matado miles de lagartijas, ha peleado con gallinas de palo, lo meó un sapo, se ha escapado en los lugares más peligrosos, vivió en PR primero que yo, ha derretido a miles con su hermosura y su carisma… ¡en fin! Zion ha sido una enorme bendición en mi vida.
Hoy se cumplen 14 años de tenerlo cerca. Casi cieguito de un ojo, sordo cuando le conviene, comelón como siempre, amante de las salidas en el carro, pendiente a mis tristezas y frustraciones, cariñoso con todos… Zion sigue siendo un niño especial, aquí con un propósito lindo de darle alegría a mi vida.
Bendita sea la hora que me ladró por primera vez. Hoy se celebra un rescate doble. ¡Gracias mi Zai Zai por existir! Me rescató del aburrimiento y la soledad… porque esta vida con él ha sido mejor mil veces.
Gracias Dios por esa bendición.
De vacaciones en Villas del Mar Hau.
Buscando café con mamá.
Paseando de vuelta del grooming.
Le dijeron a mamá que me iba y estaba triste, pero sobreviví.
Cuando mamá creía que me podía pegar el COVID.
Uno de esos días en los que no me podía parar y dormí con mamá.
Regresando de Grooming con Amor en Aguadilla... me ponen pañalito como los bebés.
De camping con mamá en Añasco.
Cuando vivía en Orlando FL y podía estar más pelú.
Una foto con filtro... y mi hermanito Toby.
Jugando con Isabel cuando era bebé.
Cuando voy de viaje y me regalan cositas en los restaurantes.